Va de locos
De locos!
La salud mental en España se ha convertido en un tema de gran calado social gracias, en parte a la pandemia de Covid-19
EUROPA PRESS NEWS (EUROPA PRESS VIA GETTY IMAGES)
La salud mental en España ha sido, durante los últimos meses, un tema de gran calado en la sociedad. Ya sea por la pandemia, que ha evidenciado la necesidad de un fuerte sistema público de salud mental, o por el fallecimiento de algunos personajes públicos, la salud mental ha pasado de ser un tema del que no se hablaba hace unos años, a ser un asunto de actualidad social y política.
Las reivindicaciones de los grandes partidos políticos se quedan en papel mojado. Son ellos los que se deberían encargar de poner en marcha mejoras en el sistema público nacional, tanto en profesionales como en prevención del suicidio. Somos la vanguardia mundial en muchos aspectos médicos (el país con más donantes cada año, uno de los países con la mayor esperanza de vida…) pero nos quedamos muy rezagados en el tratamiento de los problemas mentales y en la prevención al suicidio.
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Es muy difícil confiar en unas administraciones que prácticamente no han hecho nada durante más de año y medio en el que se lleva hablando, con seriedad y relevancia social, de los problemas mentales. Tampoco podemos olvidar el episodio que se vivió en el Congreso cuando Carmelo Romero, diputado del Partido Popular, le dijo a Íñigo Errejón “vete al médico” cuando este hablaba de prevención y mayor inversión pública en salud mental.
2020, el año con el mayor número de suicidios en España
Los datos no nos ayudan. 2020 fue un año negro para España en cuanto a los datos de suicidio. Según el INE (Instituto Nacional de Estadística) un total de 3.941 personas fallecieron por esta causa. Por eso nos preguntamos ¿Cómo es nuestro sistema público? ¿es necesario aumentar la inversión en este sector?
Para contestar a estas preguntas, hablamos con Arantxa Rodríguez Carave, psicóloga privada y conocedora, de buena mano, del Sistema Nacional de Psicología, o como todos lo conocemos, los psicólogos públicos. Gran parte de los clientes de Arantxa llegan muy descontentos del sector público por el trato que tienen con los psicólogos. “La gran mayoría de las personas que trato vienen del Sistema Público Nacional muy descontentos, no por los profesionales, sino por la agenda que tienen. En su gran mayoría, y por la saturación que sufre el sistema, las citas que reciben las personas sueles ser cada dos o tres meses.”
Rodríguez sabe de antemano que, en muchas ocasiones, y por falta de inversión pública para más profesionales, los psicólogos tienen que tratar de una forma muy rápida a los pacientes. Esto se debe a la gran demanda que existe. “Sé de antemano que muchos profesionales del sector público no dan abasto. Pueden llegar a tener programadas de 30 a 35 visitas cada día y, con ese tiempo, es muy difícil dar un servicio de calidad al ciudadano.”
Albert Valls Masclans es un psicólogo familiar privado, y también nos ha contrastado la saturación que vive el sistema nacional. En nuestro encuentro, le preguntamos cuál es su opinión sobre el sistema nacional de psicólogos. Nos sorprende mucho que se ría de forma sarcástica sobre la pregunta. “El Sistema Público de Psicólogos es decente si lo comparamos con otras culturas europeas, pero a mí me falta que los propios psicólogos pasen por un buen proceso psicoterapéutico, porque si el profesional no vive su propia experiencia es muy difícil que pueda ayudar a alguien. Es decir, desde la teoría es muy difícil ayudar.”
Durante nuestra conversación también destaca la falta de regularidad en las citas con los pacientes, “Me sorprende que en muchos centros se programen, con mucha suerte, una visita una vez al mes. No es posible hacer un buen seguimiento a un paciente sin una regularidad clara.” A parte de esto, también nos explica la necesidad de las mejoras en los centros de tratamiento de la salud mental. “Los centros de atención y cuidado, tanto públicos como privados, tienen una regularización catastrófica. En España hay miles de personas, sobre todo jóvenes, que están en estos centros atados a una cama por el simple hecho de que no están bien tratados. Es una realidad.”
La realidad de un sistema nefasto desde la perspectiva de sus protagonistas, los usuarios
Esto que nos cuentan estos dos profesionales, es un hecho que es el día a día de cientos de personas en nuestro país. Es el caso de una paciente que ha pasado parte de su tratamiento psicológico por el servicio público. Por diferentes motivos, no ha querido dar su nombre. “Me sigue dando mucha vergüenza esto que os voy a contar porque, aunque no sea reciente, lo he pasado muy mal y no me han ayudado, al menos en el sector público”.
El caso de esta chica de 23 años lo han podido vivir muchos jóvenes de nuestro país. Hará dos años, tuvo muchos problemas familiares en casa, peleas, discusiones… Llegó a sufrir grandes ataques de ansiedad. Pero no solo sufría en casa. En clase, la gran mayoría de sus compañeros, le hacían bullying. Su pareja, que también era compañero de pupitre, decidió no seguir la relación que tenían. “Se juntaron muchas cosas en mi vida, fue una bomba que acabó reventando. Llegué varias veces a plantearme el suicidio. Lo hablé con mis padres y, a parte de cambiar de centro, decidimos ir al psicólogo para que me ayudara.”
En ese momento su familia no tenía los recursos económicos suficientes para pagar uno privado. Así que decidieron ir a la sanidad pública. “Fue una de las peores experiencias que he vivido en la sanidad en toda mi vida. Entiendo que haya cierta saturación, pero ¿tanta? Me daban cita cada mes y medio o dos meses y las visitas no duraban más de 20 minutos. Me preguntaban un poco cómo había estado y me daban medicación cuyo nombre no recuerdo bien, pero que me dejaba KO.”
Mientras nos cuenta esto, vemos en su rostro la desesperación y el enfado, entendible por las cosas que nos explica. “Después de las tres primeras sesiones, y viendo esta vergüenza, mis padres hicieron un gran esfuerzo y decidieron llevarme a un psicólogo privado. Les sigo dando las gracias por todo lo que hicieron por mí en ese momento, aunque el momento familiar no era el más idóneo. Dejaron a un lado todo lo demás y se centraron en mí. Les estaré eternamente agradecida”.
La situación que vive nuestro país, en cuanto a la crisis que vive el Sistema Público Nacional de salud mental, es de emergencia, ya no solo social, sino sanitaria, se hacen avances, sí, pero a un ritmo muy bajo. No se debe olvidar que la salud mental no es un juego ni un negocio. Tenemos que empezar a pensar en la mercantilización que se está dando con la salud mental en los últimos tiempos. No todo debe ser objeto de rédito económico.
Nos estamos quedando atrás. Hay que invertir, hay que mejorar y adaptar el sistema a los nuevos tiempos y a las nuevas necesidades. El COVID nos ha quitado muchas cosas, pero lo más importante que nos ha quitado ha sido la venda, la venda que teníamos en los ojos y que no nos dejaba ver esta realidad. La realidad del Sistema Público Nacional de salud mental.